viernes, 23 de julio de 2010

MI PRINCESITA SE TRANSFORMO EN SAPITO - Parte VI

VI

Mi legua era la que chorreaba flujo despues de haber escarbado durante más de una hora esa mina de oro en su entrepierna. Luego su himen de acero era el que aparecía inquebrantable ante las embestidas de mi humanidad. No encontraba la llave que encage exacto en el cerrojo de esa caja de pandora blindada por venus. El banquete estaba servido allí convulcionado. Liberado el mar de tranpiración. El infierno alojado en cada poro. Un volcan en erupción. Fue mi diablo el que afiló la daga antes de tajear su cuerpo. Mi animal era un salvaje acorralado ante una multitud. Orgullosamente erguido escarbaba hondo en su signo de Eva. Sus garras se clavababan en mi espalda, (No vaya a ser que a la vuelta de este viaje intergalactico no queden rastros). Un grito que socorría, que aliviaba, que sanaba, se acurrucaba en mi pecho cuando el universo estallaba a nuestro alrededor. El estertor desvaneciendonos por un rato, dejando atrás un ejército de orgasmos victoriosos en la última batalla.
Aunque uno no lo descubra a simple vista el amor tiene fecha de vencimiento y solo nos damos cuenta de ello cuando estamos llenos de moho

jueves, 15 de julio de 2010

Se me pianta un diablo

No la beso todavia porque su boca, a pesar de provocar cierto magnetismo, da un poco de miedo. De tanto lapiz labial uno puede temer que al besarla lo declaren culpable de cualquier delito de amor. Mientras tanto me cuenta de sus siete figuras, de las cuales hoy reniega porque se las hizo un ex novio tatuador. Me muestra su estrellita mal dibujada al costado de la oreja y me habla de las patitas de oso que le trepan por la ingle. Entre frase y frase me exhibe su lengua que de tantos piercing (dos) parece un anzuelo capaz de pescar a cualquier incauto. Despunta otro trago ya que un mamon generoso no permite que nadie de los presentes tenga su vaso virgen y desgrana su discurso (creo yo que lo tiene bastante ensayadito) de el por qué también acusa nueve agujeros quirugicos atravezados por un trocito de metal (algunos en plata otros quien sabe) en el resto de su cuerpo. Me dice que a ella le gusta el dolor, yo le hablo de mazoquismo pero la rebeldía que defiende su juventud intenta no darme la razón. Por eso me cuenta del piercing que le atravieza el pezón y se regodea de mi gesto de impresión. Cuando le sugiero que me lo muestre ella se niega, quizas sabiendo que dentro de un par de horas mi lengua iba a ser la caricia estremecedora que surcaria en torno a él. Es que en su rumba no existe brújula y va por donde sospeche que pueda descubrir algo que la entusiasme. No llega a pasar un largo rato cuando me propone cambiarme un buen beso de metales boyando en mi boca si le compro un paquete de cigarrillos. Si bien mi espiritu no admite este tipo de sobornos, digamos que la curiosidad me hace sentir que el precio es bastante bajo. Igual no cedo de inmediato (no es de buen negociador) ya que los dos pesos del costo del paquete no es lo que me incomodaba sino mas bien, salir en busca de un kiosko abierto cuando hace apenas unos minutos ha despuntado el el alba. Al final me convence y más por compañerismo entre seres nocturnos que por el premio deambulamos por esas calles desconocidas para ambos. Un par de hienas a los que el tanque les marcaba lleno desde hacía horas nos invitan un trago del pico de una Quilmes. Dos muchachotes que parecian albañiles de la torre Eiffel de los barrios más marginados de La Matanza a los cuales mi damita les temía, o por lo menos eso me pareció ya que me toma de la mano y trata de atraerme hacía el otro lado. Mi metro ochenta y cuatro y los ochenta y tres kilos que acuso hacen que me les acerque sin temor y les pida unos cigarros, los cuales me los invitan gentilmente. Dos cuadras mas tarde, ya camino a la casa del mamon llena-vasos encuentro ese premio que intento que me entusiasme un poco, aunque eso no pasará del todo al menos en las siguientes horas. Una vez en el comedor de la casa nos encontramos con otra botella de agua, malta, levadura y lúpulo fermentado recien abierta y al dueño de la casa desmayado en una cama ¿Será que habremos atravezado ya cierto límite? (hace unas cuantas horas éramos dos vulgares desconocidos), pues me cuenta de sus fantasias. Asegura no ser bisexual pero se aventuraría sin tapujos a compartir una cama con otra señorita y hacer y dejar hacerse lo que realizaría con cualquier hombre. Una cosa lleva a la otra. Una sola cama en una habitación donde también dormían otras personas a roquido limpio nos invita a intentar un sueño cuando las nueve de la mañana comienzan a imputarnos. “No quisiera sacarme los pantalones porque no me afeite, no pensé que ibamos a terminar asi” me dice al oido mientras nos tapamos hasta la cabeza. De cuando en cuando se me pianta un poquito un diablo capaz de encender cualquier fogata y mi niño explorador descubrirá durante toda esa mañana aquellos lugares de su cuerpo no tan inocentes pero no por eso menos deseables.

viernes, 9 de julio de 2010

CATARSIS

Hubo un momento en que todo se acabó. El cielo se cayó de mis ojos, la noche se rompió de repente y los dioses vomitaron su última borrachera. Todas las palabras sufrieron terribles mutaciones y se transformaron en silencios. En mi fábrica de recuerdos los obreros de mi memoria se negaban a trabajar y aunque mi último instante hubiera sido de felicidad mi melancolía no lo registraba. Suelo no ver más que con los ojos del recuerdo. Quería huir de la intensa tormenta de dolores que anunciaba mi cuerpo. No tuve mucha posibilidad de elección. En mi refugio había una copa llena de lágrimas y no dude en brindar por mi destino augurando siempre lo mejor.Nadie desea lo que no conoce y si Dios es el camino, yo sé que tus tetas son la autopista al paraíso. Estoy cansado de someterme a universos de farsas. Es que a veces ignoramos que los dados del destino están cargados y al echar los sucesos a la suerte siempre caen del mismo lado. Amantes de neptuno, roqueritos de baladas. Salada está la lengua para percibir algunas sustancias. Una jungla de deseos que hay que atravesar, pero antes hay un desierto de mentiras y verdades (de verdades mentirosas). Sin sentido de la dirección, atribuyéndole el camino a mi brújula instinto voy sembrando pensamientos, ideas muy profundas creadas para evitar no decir nada. Tan profundas que a veces no llego a encontrarlas en el pozo ciego de la realidad. No puedo ser coherente en el campo de los imbéciles y soy bastante estúpido en ámbitos normales. Burdos imitadores de este mundo bosquejaron un sueñito que de tan lejano que lo creyeron, la muerte los espió primero.