viernes, 15 de mayo de 2009

LA AMIGA DE LA NOVIA DE MI AMIGO

-Tengo a alguien para presentarte - me ha dicho la novia de un amigo. Es así como al fin de semana siguiente quedamos en encontrarnos los cuatro para una salida prometedora. El ánimo antes del encuentro siempre es entusiasta, quizás porque uno se imagina que conocerá a una persona de acuerdo a su propio estereotipo de belleza. Pero ¿qué hacer cuando al llegar al lugar indicado la novia de nuestro amigo nos presenta a una mujer que no sólo está lejos de nuestro "estereotipo de belleza", sino que a sido abandonada por cada una de las letras de esa palabra? Si, si, ya sé, por ahí es una excelente persona, es la reina de la simpatía y ha sido la alumna más destacada de todo el secundario, pero todo eso de qué me sirve si no puedo mirarla a la cara porque me recuerda a un antiguo episodio ocurrido en mi infancia durante una visita a Mundo Marino, donde una foca se encariño demasiado con mi pequeña humanidad y me hizo pasar un momento bochornoso en el cual llegue a hacerme pis encima. Cierto es que uno no es ninguna joyita que reluzca de entre el montón, pero siempre debe aspirar a lo mejor que pueda lograr. Al saludarme, la amiga de la novia de mi amigo, me hace un comentario acerca de mi nombre transformando todas las S de su frase en caprichosas Z, luego se me queda mirando con la dicha de ser pretendida. Lo peor de todo es que todavía queda una larga, muy larga noche ¿Qué hacer? ¿Buscarle la vuelta para rajarse lo más rápido posible? Sí, aunque por lo menos durante un par de horas hay que tener que evitar todo acercamiento. Quizás haya quién comparta cierta filosofía que profesan algunos amigos de mi barrio, quienes en estos casos rinden culto a San Francisco de Asís. Es decir que, por más que la susodicha sea linda, fea, flaca, gorda, o se parezca a una foca, le dan pa´delante ¿Quiénes son ellos para negarse a dar un poco de amor? se preguntan. No se puede negar su franciscanismo. Por cierto me veo en la obligación de aclarar que yo no adhiero a este movimiento religioso. Así que con mi mejor cara de boludo escapo a cualquier posibilidad de quedarme solo con ella y en el momento oportuno utilizo una vaga excusa para tomarme el primer taxi que pase, no sin antes gambetear el pedido de mi teléfono prometiendo: Dejá que yo te llamo.

7 comentarios:

  1. Pobre!
    Es fea, rematadamente fea. Y quien la llame, será tan feo como ella, por lo que nacerán hijos feos, a los que se les dirá de un modo condescendiente: "¡ Qué gordito que está!"

    ResponderEliminar
  2. deja, yo te llamo. que frase más odiosa, si la habré usado... y la han usado conmigo...

    si no les intereso, ni me pidan el telefono. no es necesario guardar las apariencias.

    ResponderEliminar
  3. bueno Beren por acá te vengo a llamar yo, formalmente para invitarte a boludear un rato el 29/05...
    tranqui, esto no va a ser como mundo marino.

    ResponderEliminar
  4. ajjajjajaja nooooo que flaa!! jajaja

    pero pasaa siempre pasaaa,i la verdadd que cuando pasa no te importa nada!, no la podes nii verr, y ni mi telefono le dariaa en verdad pero buee, yo tbn odio esaa frasee, sino vas a llamar para que me pediss el numero! nadie se muere sino lo llamann que ondaa,,

    saludoss!!

    ResponderEliminar
  5. jajajajaja

    y si que pasa eso ya no

    sabes ni como scapar y tmb

    hay muchos hombres asi

    que a lo que sea le dan jajaja

    muy divertido

    ResponderEliminar
  6. Qué pena me da por la pobre chica... ¿Por qué los hombres discriminan por apariencia?

    ...

    ¡Ja ja ja! No puedo ser tan hipócrita. Yo también evitaría a toda costa a un hombre con cara de foca, sin importar su CI o su doctorado.

    Aunque eso de la belleza es tan relativo... He conocido hombres realmente feos que son tan divertidos y tan seguros de sí mismos que uno algo termina encontrándoles... Supongo que a los hombres a veces les pasará también, o casi no existirían parejas...

    Un abrazo.

    Anaís S.

    ResponderEliminar